GESTIÓN DE ESTRÉS

El estrés es una respuesta natural y adaptativa que nos prepara para afrontar situaciones desafiantes. Sin embargo, cuando este estado se prolonga, puede convertirse en un problema que afecta a nuestra salud física y emocional. 

Trabajaremos en identificar las “soluciones intentadas”, es decir, esas estrategias que usamos de forma repetitiva para lidiar con el estrés, pero que terminan agravándolo. Por ejemplo: evitar las situaciones que nos estresan, obsesionarnos con tener el control o reaccionar de forma impulsiva.  

Hoy te enseñaré a romper estos patrones y te propondré algunas dinámicas prácticas para gestionar el estrés de forma más eficaz. ¡Vamos a ello! 

 

¿QUÉ ES EL ESTRÉS? 

Desde un enfoque teórico, el estrés se define como la respuesta del organismo a una demanda interna o externa que percibimos como superior a nuestras capacidades. El problema no siempre es la situación en sí, sino cómo la interpretamos y respondemos. Cuando sentimos que no tenemos el control, se activa el estrés crónico, que puede manifestarse como ansiedad, insomnio, tensión muscular o problemas de concentración.  

La TBE se enfoca en intervenir directamente en las dinámicas que mantienen ese estado, ayudándonos a adoptar nuevas formas de respuesta. El objetivo es cambiar, no solo lo que hacemos, sino cómo percibimos la situación.  

A continuación, te planteo una serie de dinámicas que puedes incluir en tu día a día para aprender a gestionar el estrés y que no suponga una interferencia en tu desarrollo personal y funcional.  

 

DINÁMICAS  

  1. AUTORREGISTRO PARA EL ANÁLISIS DEL ESTRÉS 

El primer paso para gestionar el estrés es identificar los patrones que lo generan y lo mantienen. Muchas veces reaccionamos de manera automática, sin darnos cuenta de qué nos afecta y cómo lo estamos enfrentando. El autorregistro permite objetivar la situación, ayudándonos a separar los hechos de nuestras emociones y pensamientos. 

 

 

Cómo hacerlo:  

Crea una tabla con las siguientes columnas:  

  • Día / hora: Anota cuándo ocurrió la situación estresante.  
  • Situación: Describe qué paso de forma concreta, sin juicios (por ejemplo: “Discutí con mi jefe”).  
  • Emoción: ¿Qué sentiste? (ansiedad, frustración, enfado…).
  • ¿Está dentro de mi control?: Reflexiona si realmente puedes influir en la situación. 
  • ¿Cómo puedo resolverlo?: Piensa en soluciones concretas y realistas.  

 

Beneficios:  

  • Identificarás patrones en la situaciones que te generan estrés.  
  • Diferenciarás entre lo que está dentro y fuera de tu control, lo que reduce la sensación de impotencia.  
  • Desarrollarás un enfoque más estructurado y menos reactivo frente a los problemas.  

 

Ejemplo práctico 

Si detectas que la mayoría de tus situaciones de estrés son laborales, podrías trabajar en mejorar tu comunicación en el trabajo o reorganizar tus tareas para evitar la sobrecarga.  

 

  1. RITUAL RELAJANTE CON MÚSICA

La música tiene un impacto directo en nuestro sistema nervioso. Puede activar la respuesta de relajación, disminuyendo el ritmo cardiaco, reduciendo la presión arterial y promoviendo un estado de calma. Incorporar rituales relajantes ayuda a entrenar a tu cuerpo y mente para salir del modo “alerta” y entrar en un estado de tranquilidad.  

 

 

Cómo hacerlo:  

  • Crea una lista de reproducción con música que te transmita calma (puede ser instrumental, sonidos de la naturaleza o canciones que te relajen). Si no sabes dónde o cómo hacer la lista, puedes buscar en aplicaciones como YouTube o Spotify listas creadas con estas características.  
  • Dedica 10-15 minutos al día a escucharla en un espacio tranquilo, preferiblemente a la misma hora.  
  • Antes de empezar, anota en un cuaderno cómo te sientes físicamente y emocionalmente (por ejemplo: “tenso”, “ansioso”, “acelerado”…).  
  • Después de escuchar la música, registra cómo te sientes y observa las posibles diferencias.  

 

Beneficios:  

  • Ayuda a regular el sistema nervioso y a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.  
  • Promueve un momento de desconexión, necesario en nuestro día a día.  
  • Al registrar tus sensaciones pre y post, notarás el impacto positivo que tiene este hábito en tu estado emocional.  

 

Consejo extra:  

Añade otros elementos relajantes, como una vela aromática, una taza de té o practicar la respiración consciente mientras escuchas la música.  

 

  1. CREAR RUTINAS Y HÁBITOS SALUDABLES 

El estrés se agrava cuando vivimos en el caos o en la falta de estructura. Establecer rutinas nos brinda un sentido de estabilidad y control, lo que disminuye la sobrecarga mental. Además, hábitos saludables como el ejercicio y el descanso adecuado mejoran nuestra capacidad para gestionar el estrés.  

 

 

 

Cómo hacerlo: 

  • Ejercicio físico: incluye 30 minutos al día de actividad física, como caminar, yoga o cualquier actividad que tu disfrutes. Esto libera endorfinas, que mejoran tu estado de ánimo.  
  • Sueño regular: trata de mantener un horario constante para dormir y evita estímulos como pantallas antes de acostarte. Intercambia el teléfono o la televisión por la lectura o la escritura.  
  • Desconexión digital: dedica al menos una hora al día para desconectar de redes sociales o dispositivos electrónicos y enfocarte en ti mismo. 

 

Beneficios:  

  • Mejora el estado de ánimo y la claridad mental.  
  • Aumenta tu resiliencia fren te a los factores estresantes.  
  • Crea una sensación de control y estabilidad en tu día a día.  

 

Consejo práctico:  

Si no sabes por dónde empezar, elige una actividad sencilla y realista, como caminar 10 minutos después de la comida. Esto facilitará la incorporación progresiva de hábitos saludables.  

 

  1. REENCUADRE COGNITIVO 

El reencuadre cognitivo consiste en reinterpretar las situaciones desde una perspectiva más útil y positiva. Desde la Programación Neurolingüística (PNL), se trabaja en modificar nuestras representaciones internas para cambiar cómo nos referimos frente a los desafíos.  

 

 

 

 

Cómo hacerlo:  

  • Piensa en una situación estresante que estés enfrentando.  
  • Pregúntate: ¿Cómo puedo interpretarla de otra manera? Por ejemplo, en lugar de “Todo está saliendo mal”, piensa: “Es un desafío que me ayudará a crecer”.  
  • Usa la técnica de la visualización:  
    • Cierra los ojos y visualiza la situación como si fueras un observador externo.  
    • Imagina cómo sería la mejor resolución de esa situación.  o Asocia esa imagen con una palabra o un gesto que puedas usar cuando necesites calmarte.  

 

Beneficios:  

  • Reduce la intensidad emocional de los eventos estresantes.  
  • Entrena tu mente para enfocarse en soluciones en lugar de problemas.  
  • Cambia tu percepción del estrés, haciéndolo más manejable.  

 

Consejo práctico:  

Practica esta técnica antes de enfrentarte a una situación desafiante, como una reunión o una conversación difícil.  

 

CONCLUSIÓN

El estrés no tiene que controlar tu vida. Como hemos visto, entender cómo funciona y aplicar estas dinámicas puede marcar una gran diferencia. Desde identificar tus patrones, crear espacios de relajación estructurar tu día o reinterpretar tus desafíos, cada técnica está diseñada para empoderarte y recuperar el control.  

Empieza con una de estas dinámicas y observa cómo poco a poco mejora tu bienestar. Recuerda: el cambio comienza con pequeños pasos.  

¡Nos vemos en el próximo video para seguir creciendo juntos!